3.3 Mazcate

(20.04.1617 - 21.04.1617)


Mazcate

A 20, quiso el Enbaxador salir en tierra y oir misa, y ansi lo hizo á las siete de la mañana, dozientos pasos de donde se auia surgido en una poca de playa llana, de menos de quarenta pasos, entre dos altissimas rrocas, no auiendo otra entrada sino aquella, desde la qual la mesma aspereza de peñas se iuan poco á poco ensanchando de anbas partes hasta dexar un poco de suelo por lo mas ancho, en que estaua fundado el lugar, de dozientos pasos y de quinientos ó seiscientos de largo, boluiendose al fin de esta distancia á juntar estas rocas en mucho mayor altura hasta dexar otra estrechura semejante á la del desenbarcadero, pero muy áspera, y por donde muchos pasos se iua subiendo hasta decendir y entrar en la tierra llana de Arabia.
Halló el Enbaxador quando salió del batel en tierra al capitán de la fortaleza, que se dezia Juan de Quadros, con otros dos vezinos y algunos soldados, pero cantidad de alarbes y moros, á ver estos la gente que se desenbarcaua, como lo suelen hazer sienpre que alli llega algún nauio, y los portugueses con el prior y frayles de San Agustín que entonces llegaron á recibir y aconpañar al Enbaxador, el qual después de auer llegado á la yglesia parrochial y hecho oración se fue al conuento de San Agustin, rodeado de gran número de aquellos moros, á donde, oido misa, se despidió del capitán y de los demás con fin de reposar un poco y boluerse después á comer al patage. Pero los frayles instaron tanto con él que se quedó á comer con ellos, que por esto y por ver después la fortaleza antes de enbarcarse, lo uvo de hazer, quedándose alli dos ó tres criados con él y enbiando los demás á comer al nauio.
El mar todauia auia quedado alterado desde la noche antes; el piloto enbió á dezir al Enbaxador que era forzoso aguardar otro dia por ver como entraua la luna, que era conjunción, y que en mitigándose aquella mareta, que comenzaua mucho á cargar, queria asigurar el patage metiéndole aquella tarde en el puerto principal, siendo esto mesmo lo que aduirtio el capitán que auia ya buelto al conuento con algunos marineros portugueses que alli se hallaron.
A la una del dia, el viento Nor Nordeste cargó de manera que no dio lugar á que ningún marinero ni criado del Enbaxador de los que auian quedado en tierra pudiesen boluer al nauio, ni del salir á dar auiso de nada, mas de que se amarraron con otra ancora mas, porque temieron aunque se tenia por siguro el surgidero la ancora sobre que estaua surto no fuesen garando hasta llegar á la mala vezindad de aquellas peñas que estauan menos de sesenta pasos. El tenporal rezio duró mas de dos oras, quedando todauia el mar tan alborotado que ningún barco se atreuio aquel dia á llegar al patage. Y pareciendo al Enbaxador que el tienpo le obligaua á quedarse alli aquel dia, quiso subir y ver la fortaleza, la qual, por la ardua aspereza y estrañeza de su sitio, como lo que se le a añadido artificialmente, hasta quedar, como agora está, del todo inexpunable, merece juntamente con su pequeña población discription particular.
Ya se a dicho como en esta abierta y poco llano que haze la gran machina de peñas está fundado Mazcate, lugar de trezientas casas, y tan pequeñas y rruines que las mejores no son mayores que las casas delanteras, como le[s] llaman los labradores, ó azaguanes de las casas pobres de España, y aun estas son de tapias gruesas y piedra; mas las de estos pobres árabes son fabricadas de unos delgados cañizos ó varas muy juntas, cubiertas con hojas de palmas, con gran corriente en los techos porque no les entre agua por ellos, y al pie fortificadas con algunas piedras pequeñas y barro, tanbien para defensa de los aguaceros que suelen tener inpetuosos y grandes. Están las casas tan juntas que casi no dan lugar á que pasen entre las unas y otras, pareciendo con esto la población aun menor de lo que es, si no es en la parte por donde se uiene á la parroquia, conuento y fortaleza, desde la mar, que alli por auer algunas casas de portugueses, de piedra y cal, con sus terrados, y tiendas de indios y banianes, están las calles mas espaciosas, siendo esto lo mejor del lugar.
El conuento de San Agustin se a fundado aqui de pocos años á esta parte, con razonable yglesia y casa bastantemente capaz para una dozena de religiosos; tiene una muy hermosa huerta con algunas parras y arboles de fruta, pero lo mas della ocupada con muchas palmas, y es el suelo tan fecundo y fértil que con estar aun tan pequeñas que no pasan el altor de una pica, por no auer mas de seis ó siete años que las senbraron, que á su sazón están todas cargadas de grandes razimos de datiles, produziendolos con toda la perfección y bondad que las otras palmas grandes y cultiuadas, Quando estuuo aqui el Enbaxador estauan estos razimos con los dátiles verdes y por sazonar, mas en tanta abundancia que causaua grande admiración, mayormente que á dos ó tres pies que se cauase de hondo el suelo de la huerta, se hallaua la peña biua. Regauase esta huerta de un pozo que en ella auia de abundantissima y dulce agua, siendo toda la demás que ay en aquel lugar, ansí mesmo de pozos, aunque perfecta y saludable para beuer; junto al pozo de la huerta deste conuento tienen los frayles un grande y hermoso estanque cubierto por el rrigor del sol, en que de ordinario se bañan por los excessiuos calores del verano, que no es el mesmo de la India, sino en los meses estiuales como lo tenemos en Europa.
Frontero del conuento de San Agustín, á menos de cinquenta pasos se leuanta la peña sobre que está fundada la fortaleza, cuya primera subida comienza desde un cobertizo ó rramada que mira á Sueste y al desenbarcadero de anbos puertos, ansi del que tomó tierra el Enbaxador como del principal que cae mucho mas cerca desta subida. Alli debaxo de la mesma ramada ay algunos soldados ó cristianos de la tierra que tienen cuydado de la entrada, desde donde se comienza á subir por veinte ó treinta grados hasta el primer rebellín, que estara dos picas del suelo, con sus cañoneras altas y baxas, y aqui está y comienza la muralla con su puerta muy fuerte, que entrado por ella, se buelue á subir por una escalera de piedra, harto agria, de mas de sesenta ó setenta gradas, que llega hasta el sigundo rebellín, que tiene las mesmas cañoneras y defensa que el primero, mas de que descubre casi todo el llano que rodean las peñas, como se a dicho, con los desenbarcaderos de ambos puertos.
Pasado este sigundo rebellín, ó en él hablando mas propiamente, comienza la sigunda muralla con su puerta, y della se sube por otra escalera aun de mas grados y mas áspera que la primera, hasta el suelo y plano del fuerte, cuya plaza al principio no es mas capaz de una muy moderada y estrecha casa del castellano ó capitán, y dos ó tres bouedas para la munición.La defensa que este fuerte arriba tiene es un torreón que cae sobre el convento y lugar, descubriendo, demás de los senbarcaderos, toda la abierta entre aquellos rriscos hasta la entrada de lo llano de la tierra de Arabia; de manera que nadie puede parecer en ninguna destas partes que la artillería, que es mucha y buena, fácilmente no le pesque.
Y lo que mas inexpugnable haze esta fuerza es que como la muralla que la rrodea, sigun la dispusicion y sitio suyo, siendo en parte tan áspera y desigual no corra derecha, forzosamente haze muchos senos y ángulos, ansi exteriores como interiores, siruiendo de traueses y defensas los unos á los otros, en los quales ay sus cañoneras con artillería, aunque todo esto no tan bien entendido como conviniera hazerse, pero la fortaleza del sitio suple bastantemente qualquiera defecto.
Desde este torreón que se a dicho, corren dos brazos de muralla de hasta treinta pasos por la mesma cumbre de las peñas, continuadas con la en que está fundada el resto de la fortaleza, y aquí en el fin de esta muralla se leuanta otro gran torreón que por el Mediodía cae sobre el lugar llano y conuento, y por el Norte sobre el puerto grande, descubriendo el surgidero, entrada y desenbarcadero del. El fabricarse aquí este torreón fue porque corriendo como corre desde la garganta y entrada á lo llano de Arabia una muy alta sierra de peña biua, de Oeste á Leste, acaba en una punta menos encumbrada que la demás, á donde está fundada la fortaleza, y por ser la parte desta cunbre á donde se fundó este sigundo torreón mas eminente que el plano de la mesma fortaleza, se fabricó alli con cañoneras altas y baxas á todas partes, haziendo traués al primer torreón y lienzos de la muralla que ay entre el uno y el otro y á todas las partes esenciales del puerto, como se a dicho. Toda la cunbre desta sierra es tan difícil de andar por ella, sigun desde lexos parece, que con peligro se puede llegar un honbre tras otro al pie deste sigundo torreón, y esto no es posible si no fuese de dia, porque de noche aunque fuesen muy praticos los que tal intentasen seria muy cierto el despeñarse, pero con ser esta cima y cuchillo de peñas tan agudo y arduo, estaua muy falta la fortaleza sin este fuerte torreón.
Desde la casa del capitán se suben diez ó doze gradas hasta lo mas alto del sitio de la fuerza, adonde se haze una placeta de treze ó catorze pasos de diámetro, debaxo de la qual está una ancha y honda cisterna que puede dar agua dos años á trezientos hombres; de aqui se suben otras tres ó quatro gradas, á donde está una capilla con su canpana para velar, y una ventana con sus asientos que descubre todo el surgidero adonde se auia llegado la noche antes, con la mayor parte del puerto principal, mirando derechamente á la fortaleza vieja que está de ésta quatroqientos pasos, y ansi no podia ser padrasto para ella de consideración por estar tan lexos; aqui ay otro torreón que mira á las partes dichas, con las mesmas defensas, aunque no tan grande como ninguno de los dos primeros.
Descendiendo de esta placeta en que está la cisterna por otras doze ó catorze gradas, al contrario de por donde se sube á ella de la casa del capitán, se llega á la muralla que mira al Norte y que cae sobre el puerto mayor, que aunque no es muy grande es de los mejores y mas siguros del mundo, porque corriendo aquella altura de asperissimas breñas desde la fortaleza vieja y puerto menor al Nordeste, encoruandose y dexando en si un gran seno hasta el Norte por la una parte, y por la otra la sierra y cuchillo desde el torreón grande, dando una gran buelta por Oes Noroeste y Noroeste, torciéndose hasta el Norte, dexan estas dos murallas, fortissimas de naturaleza, hecha una estrecha boca de menos de dozientos pasos, estando en qualquiera parte de este sigurissimo puerto surtos qualesquiera genero de nauios por grandes que sean.
Desde la muralla que ya se a dicho cae sobre el puerto, se baxan algunas gradas mas á un poco de plaza á donde ay algunas casillas para soldados y dos bouedas para leña y municiones, auiendo tanbien en el parapeto desta plaza cañoneras para poder poner artillería, descubriéndose de aqui no solo el puerto, mas muy lexos el mar alto. De aqui se buelue á baxar por una muy áspera escalera casi á plomo, dando bueltas por la peña de mas de sesenta grados, muy altas, hasta llegar á una gran plataforma ó rrebellin que á todas las partes del puerto tiene mucha y gruesa artillería, desde donde tanbien se baxa con otra escalera mas derecha y larga que la primera hasta la sigunda plataforma, que está tan baxa y cerca del agua que con la mucha artillería pesca qualquiera pequeño batel que quisiese entrar en el puerto, no siendo de amigos.
A estas dos plataformas, particularmente á la mas baxa, haze traues el torreón grande que llega á la cunbre de la sierra, aguda y peynada por anbas partes, de que ya se a hecho mención, y demás cerca tanbien haze traues el brazo de muralla que llega al dicho torreón, teniendo troneras muy á proposito en lo mas baxo de la mesma muralla, y tanbien las tiene á la parte contraria que cae sobre el lugar y convento de San Agustín. Tiene este brazo de muralla dos lienzos, uno que mira sobre el lugar, y otro sobre el puerto, con bastante espacio entre ellos para que pueda caminar la gente cubierta, y jugar y manejarse la artillería que á entranbas partes haze traues, con siguridad de la fuerza, cuando ella no fuera en sí tan fuerte como se a dicho.
Después de auer visto el Enuaxador la fuerza boluio á subir á lo mas alto della, siendo ya muy tarde para ver si se auia ya desamarrado el patage, del puerto menor en que estaua, para se pasar al mayor, asigurandose aquella noche porque el tenporal comenzaua á crecer; mas descubrióse desde allí cómo hazia fuerza remolcándole una galeota, y con el trinquete y сeuadera, pero no podía doblar la punta de las peñas de la mano derecha del puerto, aunque el viento era Les Nordeste, hasta que mudándose algo mas al Leste entró dentro ya casi noche. Con esto el Enbaxador se recogió al conuento después de auerse despedido del capitán.
Demás de tres ó quatro casas de portugueses casados y algunos pocos soldados, todos los demás que abitan en Mazcate son moros árabes, naturales de la tierra, gentiles y judíos. Los portugueses y gentiles, con algunos moros que tienen caudal, contratan en Ormuz y el Cínde y en los lugares de las dos costas de Arabia y de Persia. Los judíos, que serán quinze ó veinte casas, es gente sumamente miserable, y tan rusticos que no tienen de judíos mas que el nonbre; su vida es vender cosas de comer, hablando arábigo como los demás, y recoger en sus casillas las moras de mala vida que de los lugares mas cercanos de la tierra adentro vienen á Mazcate á la fama de auer llegando allí armada ó qualesquiera ñaues otras de mercaderes.
El resto de la gente de la tierra es pobrissima, no comiendo sino támaras y leche y algún poco de arroz por fiesta; honbres y mugeres, con el habito que los demás árabes, como en Fez y Marruecos, y en Granada antes de la expulsión de los moros después del leuantamiento; mas de que el trage destos es miserable y pobre; vienen y acuden muy de ordinario ansi mesmo de la tierra adentro á este lugar muchos árabes de los que en Berueria y en España vulgarmente llaman alárabes, que son los que en aduares ó cabildas moran en la canpaña con sus ganados, mudándose por causa de los pastos de una parte á otra. Estos, ansi como se precian y estiman por mas honrrados que los demás árabes que habitan en los lugares, ansi se diferencian mucho dellos en el trage, que es un gran rropon blanco de lana de cabras y lino basto que le[s] llega al suelo, con unas mangas tan anchas ó mas que los frayles ó monges benitos y bernardos, y la mesma forma de cugulla sobre la cabeza, todos con grandes baruas y con tanta presunción, conpostura y mesura, que parece cada uno dellos un abad de algún conuento de los dichos monges. Algunos traen la cogulla negra, que es dignidad particular entre ellos, ó por cabeza de aduar ó alfaqui en su seсta, pero todos estos árabes con un dardo delgado en la mano; sus mugeres traen los mesmos ropones, sin descubrirse aun los pies, y los rrostros muy tapados sin poder ser vistas, pero no con tan grandes cogullas como los honbres, y los rropones ó camisas labradas de hilo ó seda de colores diferentes, y esto las mugeres mas honrradas y ricas. Vienen, luego que se sabe que an llegado naues á Mazcate, de sus aduares, á vender gallinas, pollos, cabritos y dátiles, que comunmente llaman támaras, y á conprar arroz y algunos paños de la India, bastos, y ansi auia entonces en este lugar muchos destos árabes canpestres.
Haze en Mazcate grandissimo calor por estar casi debaxo del Trópico de Cancro, y ansi luego como entran los primeros de Mayo se suben á dormir en los terrados, que es sobre los techos de las casas, hechos grandes palizadas en ellos de la manera que se dirá adelante descriuiendose la сiudad de Ormuz, y alli pasan las noches de todo el verano hasta que es bien entrado ó gastado por la mayor parte el mes de Septienbre.

A 21, quedó el dia muy asentado y sin alguna señal de la borrasca pasada, y ansí el Enbaxador quiso enbarcarse luego de mañana, pero el piloto y maestre del patage, que gustauan de estar aquel dia en el lugar, vinieron á dezirle que por ser primero de luna era menester aguardar hasta otro dia. A esto ayudó que tanbien el patrón de la nao queria meter mas lastre en ella, temiéndose, según el dezia, no sucediese, viniendo alguna repentina borrasca, la desgracia que auia pasado por una nao grande de Chaul, dentro ya del cabo de Rozalgate, nueue ó diez dias antes que pasara nuestro patage por alli, de lo qual el prior del conuento auia hecho relación al Enbaxador, saluandose muy acaso de aquel triste naufragio.
Y fue, que viniendo esta nao de Chaul con ciento y veinte personas y mucha mercaduria, doblaron el cabo de Rozalgate con buen tienpo y claro, y otro dia les dio por proa un terrible y repentino tenporal de Nor Noroeste á quien los marineros de este estrecho, juntamente con el Norte y Nor Nordeste, indiferentemente llaman Xamal, y hallando la nao con todas sus velas sin poder los marineros amaynar mas de las de gauia, la atrauesó dando mucho á la una vanda.Traia la nao en lugar de lastre, cantidad de arroz, cosa muy ordinaria en los mercaderes de la India, siendo tan ciega la cudicia entre ellos que se ponen á notorio peligro de perder sus personas y haziendas, como sucedió á los cuytados que aqui venian, porque paresciendoles que la mesma carga y peso del lastre que auia de ser de piedra, les daria la ganancia de otro tanto peso de arroz, lastrearon con él toda la nao sin alguna piedra, y esto suelto el grano como suele estar amontonado un montón de trigo en una panera ó troje, y no en fardos pequeños como de ordinario y siguramente se acostunbraua lleuar el arroz por carga, pero yendo las naos siguras y bien lastreadas de piedra.Pues quando con el inpetu y furia del viento, la nao de que vamos tratando se atrauesó y dio á la uanda, todo aquel grano de arroz suelto corrió y se acostó hazia la una parte, y no teniendo peso bastante en la quilla para poderse enderezar, en un momento se trastornó y zozobró, boluiendo la quilla para arriba, ahogando[se] miserablemente mercaderes y marineros sin poder salir ninguno á nado.
Venia en esta desgraciada nao, entre los demás, desde Chaul, el prior que auia sido por su Orden electo para Mazcate, el qual se halló al tiempo que la nao se boleó, cerca del bordo contrario de donde se fue inclinando, de manera que él y otros seis ó siete marineros quedaron asidos al costado de fuera, y de alli se fueron agarrando hasta ponerse encima de la quilla; luego el batel en que venian dos marineros cortando el cabo que venia dado á la nao, llegó á ellos y los saluó. La fuerza del tenporal lleuó el batel á la costa de Persia, entre Guadel y el cabo de Jasques de donde llegaron después á Mazcate dos dias antes que el Enbaxador llegase, á quien el prior, que venia muy enfermo de los trabaxos padecidos, refirió como aqui se dize, este triste naufragio, el qual por ser tan público mouió al patrón de la nao para querer meter mas lastre en ella, porque el que traia era tanbien de arroz suelto, no auiendo bastado ningunas diligencias que el Enbaxador auia hecho en Goa para que le metiesen su lastre ordinario de piedra. Y como la cudicia de éste era igual á la de los otros que se perdieron, traia pilotos y otros marineros praticos, y entre ellos al maestre de la ribera, que era piloto mayor, para persuadirle cómo el arroz suelto era sigurissimo lastre, y aunque el Enbaxador les dezia que no lo podia ser, porque aquella cantidad ocupaua mucho mas lugar, auiendo de ir todo aquel peso en la parte mas baxa ó quilla del patage, ocupando poca cantidad mucho peso, al cabo no pudo mas sino fue que hizo meter algunos quintales de plomo, pero este fue muy poco, y ansi en Mazcate, no obstante lo mucho que deseaua partirse, luego se detuvo hasta la tarde para que luego se lleuase una batelada de piedra al nauio.
Ya casi noche se enbarcó el Enbaxador muy enfadado porque el piloto y los mas de los marineros no parecian ni fue posible lleuarlos aquella noche á la nao, aunque enbió á hazer grandes diligencias sobre ello.

(García de Silva y Figueroa "Comentarios", Tomo I, Libro III, Capítulo I, pp. 231 – 242)

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